Al desarrollar el último post «Mitos sobre la barrera de entrada en marketing online«, fueron saliendo otros mitos que iban más allá del mundo web y finalmente han dado para un post spin-off.
Mucho de lo que nuestros padres nos enseñaron sobre el trabajo, ya no sirve. Ellos así lo creían entonces y todos nosotros lo heredamos, aprendimos y aceptamos.
Algunas de estas «mentiras» fueron intencionadamente divulgadas por intereses económicos y el resto simplemente han sucumbido al tiempo y dejaron de ser ciertas.

Foto de Taringa.net
Estos son algunos conceptos aceptados que ya no son ciertos:
Esto es lo que te espera
Colócate en una gran empresa, como tu padre
Nos educaron para perseguir un puesto de esos «para toda la vida». Conozco personas que pasaron toda su trayectoria laboral en la misma empresa. Existía un compromiso real empresa-empleado que podía extenderse incluso hasta la siguiente generación. Los hijos podían llegar a ocupar el puesto de su padre tras su jubilación. Hoy es casi una utopía.
¿Cuántas de esas empresas creadas en el siglo XX aguantarán dos décadas del siglo actual? Yo auguro que muy pocas sobrevivirán. Corporaciones centenarias que han superado guerras, desaparecerán por no saber adaptarse. Siempre ha habido cambios pero ahora se han acelerado. Las grandes multinacionales son como una trasatlántico, imparables pero difíciles de maniobrar. Muchas de ellas creo que ya avanzan por pura inercia y su final está cercano.
Asumamos cuanto antes que vamos a pasar por diferentes organizaciones y la estabilidad en un mismo puesto es ya una quimera.
La jornada semanal es de 35/40 horas
Trabajar por horas cada vez tiene menos sentido. Cada uno debe ser responsable de su productividad. No sigas cobrando por calentar una silla o cumplir una jornada, plantea trabajar por objetivos. Sé libre de organizar tus tareas como creas conveniente y pacta un estimulo que premie tu rendimiento.
Si superas los objetivos pactados, cobras más proporcionalmente. Suena bien ¿verdad?, pues ya se está haciendo y se ha demostrado que es beneficioso para ambas partes. Evidentemente premia a aquellos que rinden y cumplen y desenmascara a aquellos que solo esperan a que den las 7 para marchar. Malos tiempos para el presentismo.
Hay que trabajar en un único empleo

Tim Duncan y Gregg Popovich no sabían que se podía cambiar de equipo.
Estando en paro rechacé un contrato a jornada completa y les propuse colaborar a tiempo parcial, dedicando un número de horas fijo a la semana. Lo he hecho con diferentes empresas (Aukera, Grupo Urbegi, Kudetek) y me parece la forma ideal de trabajar. Además mi desempeño es mucho más productivo ya que dedico todas las horas a lo que mejor se hacer, a producir. No pierdo tiempo en tareas en la que no destaco.
Semanalmente trabajo de forma presencial en varias empresas. Tengo un día asignado con cada una pero he pactado una clausula de flexibilidad de tal forma que puedo avisar y cambiar el día o el horario. Y funciona.
Esta forma de ofrecer mis servicios me permite no depender de una única fuente de ingresos y mi remuneración por hora supera con creces la que habría percibido en relaciones laborales más tradicionales. La empresa se ahorra pagar horas muertas. Al final todos ganamos.
Se trabaja por cuenta ajena o propia
En el futuro más próximo se trabajará por talento, ya sea para ti mismo o para otros. Dudo que se mantenga la rigidez que existe ahora. No importa quién facture porque cada proyecto por cuenta ajena lo afrontaremos como nuestro ya que nos jugamos nuestra marca personal.
Si aceptamos esta premisa, todo ira bien, la motivación será nuestra aliada y dejaremos de ver el trabajo como un mal necesario.
El perfil del trabajador del futuro que ya están demandando en el presente, es el Knowmad o nómada del conocimiento.
Te puede interesar leer: Lo tendrás difícil para trabajar si no eres un Knowmad
Tienes que conseguir un contrato fijo
El contrato fijo es algo que inventaron los bancos para tenernos bien atados. Hoy en día carece de ninguna ventaja. Te pueden despedir igual. En caso de dejarlo no tienes derecho a paro. El banco sabe que te pueden despedir mañana y te deniega el crédito.
Preferiría un contrato temporal con el que sé a qué plazo atenerme y poder negociar mi sueldo en cada renovación sabiendo que tengo la prestación del paro disponible.
En un trabajo hay que cumplir un horario
Si en tu empresa hay unas horas de entrada y salida, por muy flexibles que estás sean, huye cuanto antes. Está condenada a desaparecer, aplastada por una organización mucho más eficiente y competitiva. Mientras tú esperas que den las 7, ellos trabajan por objetivos y se organizan sus horarios. No pierden tiempo desplazándose a una oficina si no es necesario.
Recuerdas cuando tu madre te decía «hasta que no acabes los deberes no bajas a jugar», cuánto aumentaba tu productividad. Pues eso.
Evidentemente no es aplicable a todos los modelos de negocio. ¿Y al tuyo?
Ser funcionario es lo mas seguro
En mi opinión hoy en día es más fácil encontrar trabajo que sacar una oposición. La tasa de fracaso y la dedicación que requiere deberían ser el freno para muchos. Hasta ahora el trabajo público tenía una promesa de estabilidad. Nadie nos garantiza que eso no vaya a cambiar. El funcionario se creía un privilegiado pero ha tenido que tragar todos los recortes sin rechistar. No es libre y si las cosas se ponen duras no tendrá donde ir. Al final, con buenas condiciones o no, es el eslabón más débil.
Procura separar trabajo y ocio
Muchos vais a polemizar con este punto. Me he propuesto vivir el trabajo con una extensión más de mis tareas diarias. Es decir, procuro que trabajar sea como fregar los platos o bajar la basura. No me entusiasma hacerlo, pero me reconforta cuando está hecho. No es una obligación, si lo deseara podría amontonar basura en casa indefinidamente pero prefiero deshacerme de ella. Es una decisión libre. Pues con el trabajo igual.
Para conseguirlo procuro que me guste mi trabajo, que cada proyecto sea un reto. Selecciono sólo aquellos proyectos que me aporten mejora profesional o al menos me «pudran de pasta». Sí, lo admito, yo también me prostituyo laboralmente a veces. Mi mejor aliado es impartir formación. Si has asistido a algunos de mis cursos comprobaste que no «sufro», es más, lo disfruto y me siento vivo. Y encima cobro por ello.
Reconozco que mi caso puede ser especial porque vivo el marketing online en pareja y ambos estamos muy involucrados. Poder compartir tu pasión profesional con alguien afín no tiene precio. Gracias Lucía.
Si lo siento de esa manera ¿por qué he de separarlo de mi ocio? Espero tus comentarios ;-)
Hay que buscar trabajo
Tal y como están las cosas, no diré que no busques, pero sí te digo que te preocupes y ocupes por que las oportunidades te encuentren a ti. En este blog hemos hablado muchas veces de la importancia de trabajar tu marca personal y lograr tener una buena reputación online. El CV 1.0 ha muerto, lo que realmente funciona es demostrar qué sabes hacer. Guarda tus títulos en el cajón y empieza a pensar como mostrar tus habilidades profesionales.
Te puede interesar leer: Black hat personal branding, trampeando con tu marca personal
El trabajo dignifica
He trabajado en hostelería, construcción, telemarketing, programación… y en muchos de esos trabajo no me he sentido muy digno. Sentía que lo que hacia por ingresos sin mayor motivación. Eso no era dignidad. En cambio he estado en otros trabajo en los sectores antes mencionados, en lo que me he sentido útil e importante. No hay trabajos indignos; es nuestra actitud y las condiciones laborales las que dignifican a la persona.
Hay que trabajar
La tecnología ha progresado tanto que ya debería ser capaz de retirarnos. Somos capaces de producir más con menos trabajadores y en vez de aprovechar ese excedente de mano de obra en investigación y mejoras de procesos los mandamos al paro. El trabajo como lo conocemos es fruto de intereses económicos, no de la necesidad real.
No siempre he pensado así
Hasta hace poco yo no pensaba así y probablemente rebatiría algunas de las cosas que he mencionado. Pero el destino se encargó de aclararme las cosas enviándome al paro y obligándome a buscarme la vida. Todos los días doy gracias de que me despidieran. En un año comprendí lo que realmente quería y lo conté en uno de los post que más impacto ha tenido en este blog. Te invito a leer «Lo que aprendí en un año tras mi despido«.
Ahora te toca a ti decidir en que crees y en que no. Pero pienses lo que pienses, actúa.