Lo que aprendí en un año tras mi despido

Hoy hace un año que me despidieron de Randstad. Tras 7 años y 4 meses, me notificaron que prescindían de mis servicios.
No salí solo, mi jefa y todo mi equipo fuimos invitados a abandonar el departamento de eBusiness ese mismo día. Nadie se sorprendió. Mis compañeras llevaban tiempo formando a sus sustitutas. Al parecer, mis funciones pasarían a un proveedor externo.

Hay vida más allá de tu trabajo

Hoy es el día que celebro que aquello sucediera. Ha sido un gran año en el que  he aprendido lo siguiente:

Esto es lo que te espera

No poner todos los huevos en la misma cesta

O lo que es lo mismo, no depender de una única fuente de ingresos.
Suena obvio pero nos educaron para conseguir un trabajo de esos de “para toda la vida”. Estando en paro rechacé una jornada completa y les propuse colaboración a tiempo parcial. Me contrataron y resultó un acierto para ambas partes. Colaboro además con otras empresas y la única pega que he encontrado es coordinar las vacaciones.

Renunciar a  trabajar en una “gran empresa”

En mi opinión están condenadas a desaparecer. Se sustentan en tradición, reuniones, procedimientos, cadenas de mail, funcionales que nadie lee, objetivos contradictorios, power points en más reuniones … Todo lo opuesto a creatividad y productividad.
El talento se diluye por el Principio de Peter por el que los empleados son promocionados hasta su máximo nivel de incompetencia.

Pero, la peor lacra es la “perdida de foco” por la que los trabajadores olvidan, desconocen o evitan el propósito final de la tarea que desempeñan y se enfocan en alcanzar su “bonus” sin importar las consecuencias para la empresa.

La gran empresa resiste por pura inercia. Yo no quiero formar parte de eso nunca más.

“Yo pongo tapones a botellas. No me importa si aun no han sido rellenadas. Mi trabajo es poner tapones.”

Ser dueño de mi trabajo

Trabajo para clientes, pero sólo si el proyecto me aporta mejora profesional. En las formaciones que imparto, pacto poder publicar mis presentaciones con mi nombre. Mi marca personal se ha convertido en mi principal fuente de trabajo por lo que la tengo muy en cuenta.
Afronto cada proyecto pensando que me juego mi prestigio.

Dejar de calentar la silla

O trabajo o disfruto de mi tiempo libre. Se acabó eso de someterse a un reloj porque lo dicte un horario. Si no produzco, me dedico a otra cosa o simplemente descanso.
Mi mayor imposición horaria no va más allá de un Pomodoro.

Uno de mis trabajos es por cuenta ajena de forma presencial. Tengo flexibilidad horaria y libertad de acción. Con ello han conseguido que mi compromiso sea mucho mayor. Ahora no me importa revisar cuentas de Adwords en sábado o desde la playa. Es mi proyecto, estoy implicado.

Solo no puedes, con amigos sí

No me he podido resistir a citar a “La bola de Cristal”. Este año he constatado de forma empírica que compartir conocimientos y proyectos, cooperar con otros profesionales,  y ayudar a tu entorno son la clave para mejorar tu empleabilidad.  Estoy creando una red de colaboración en la que ayudo a otros a cambio de recomendación o futuros favores.  Lo conté en publico en el Congreso Web de Zaragoza porque estoy convencido de que es la nueva forma de trabajar.

No se puede vivir con miedo

Tanto mis compañeras como yo hemos pasado  5 años bajo la espada de Damocles. Asistimos a rumores, tensiones, lloros, amargas despedidas, desesperación y tragedias humanas. Nos aferrábamos a resistir en un lugar que probablemente haya afectado a  nuestra salud como lo hizo con  personas que vimos caer en depresión. Ahora sé que no merecía la pena.

Mi jefa no era tan mala, después de todo

Mi jefa  me rescató en plena masacre en aquello que se empeñaron en llamar “fusión de empresas” siendo como era una “adquisición despiadada”. Me fichó más por conveniencia que por confianza pero sin saberlo me estaba haciendo uno de los mejores favores que he recibido jamás. Y no me refiero a salvar el puesto de trabajo, sino a dar el salto de IT a Marketing.

Mi perfil técnico puro chocó a menudo con su mentalidad más flexible. Compartimos 5 años con mejores y peores momentos. Mucho de lo que soy ahora se lo debo a ella. A día de hoy quedamos para tomar cervezas.

He sido un cobarde

Tuvieron que despedirme para atreverme a hacer lo que tanto deseaba.
Me siento como el “paracaidista” al que han tenido que empujar para que salte al vacío.
Durante varios años fui consciente de que mi sitio no era ese, no me realizaba, no me sentía valorado. Pero trabajar de lo mío en una multinacional, la comodidad de tenerlo controlado y un sueldo seguro fueron argumentos demasiado poderosos para no enfrentarme a mis miedos.

Randstad ha perdido unos grandes profesionales

He visto desperdiciar verdadero talento, empezando por mis compañeras. Silvia, Mónica, Izaskun y Laura hicieron bien su trabajo y no se lo reconocieron. Pronto descubrí que soy capaz de aportar a las empresas mucho más de lo que me permitieron.  Cuando veo el SEO de la nueva web de mi ex-empresa, constato que ellos salieron perdiendo.
Pero todo eso es agua pasada, he vuelto de vacaciones con ilusión por los nuevos proyectos, por afrontar retos, por crecer. Por primera vez no siento pereza alguna.

Buena suerte a todos los que seguís allí. No olvidéis que hay vida más allá y es mejor.

7 Comments

  1. la "jefa" 7 septiembre, 2014
  2. Izas 8 septiembre, 2014
  3. David 12 abril, 2015
  4. Izas 2 junio, 2017
    • Gorka Goikoetxea 5 junio, 2017

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