Programando un futuro mejor, la fabricación personal

Estamos en la antesala de una nueva revolución industrial, la denominada “Era de la fabricación personal”. El diseño y la fabricación de objetos se extienden a cualquier usuario que hasta ahora no tenía medios o conocimientos para crear objetos manufacturados.
Mediante la tecnología podremos crear cualquier objeto, como una pieza de repuesto, con una impresora 3D. Nos serviremos de un archivo con especificaciones a medida, bajado de Internet o proporcionado por el fabricante original. Cuesta creerlo, lo se, pero ya es real.

Internet nos dió acceso a información, a crear contenidos, a difundirlos, a crear opinión, a hacer marketing con pocos medios… Pero siempre manejando datos y bits electrónicos. La nueva revolución se materializa en átomos, en un sólido que podemos tocar en directo.

Es sólo el comienzo. Con la aparición de dispositivos informáticos de bajo coste pero con una potencia decente, las posibilidades se multiplican.
Raspberry Pi es un mini PC que se vende por 28 euros destinado inicialmente a democratizar el acceso a la informática. Su bajo coste invitó a experimentar con él sin riesgo a perder una gran suma. Esto ha generado una tendencia por la que usuarios con ciertos conocimientos lo personalizan para darle usos alternativos. Se han creado usos domésticos como manejar la puerta del garaje o un Media Center para el salón. Hay configuraciones prediseñadas que permiten resucitar una antigua máquina de recreativos y dotarla de un Mame (emulador de juegos) con todos los títulos, lista para jugar. Y es Creative Commons, libre para ser usada.

Aquí entra el poder de la programación. En el video afirman que “programar te enseña a pensar” y estoy de acuerdo. La programación se basa en dividir un problema en partes menores y darle un sentido lógico. Eso es aplicable a cualquier faceta de la vida.

Programar permite crear, automatizarte tareas y mejorar tu mundo y el de los demás. No hablo de complejas aplicaciones informáticas con inmensas bases de datos. Hablo del día a día, de aplicar la programación a lo cotidiano o a divertir a tu hermana, como dice Zuckerberg.
Muchos hemos usado Excel para facilitarnos el control de las tareas diarias, yo creé un “Control de equipo de baloncesto de base”, lo compartí y me consta que muchos entrenadores le han sacado partido. Esa era la prehistoria de la era de la “Fabricación personal”.

El mundo de la programación es divertido y se puede plantear como un juego. El primer paso debería ser acercar este mundo geek a la gente, a los niños, a tí. Y hacerlo de forma atractiva, mostrando claramente las ventajas de dominar una tecnología que te rodea e influye en tu vida a cada momento.

La programación y sus aplicaciones deben formar parte de todo programa escolar que se jacte de preparar personas para el futuro. El Reino Unido ya lo ha puesto en práctica y ha despertado el interés de otros países. No implantarlo sería condenarnos a una demoledora “brecha digital” que amplificaría las diferencias entre países. Pecaríamos de irresponsabilidad.

¿Has empezado tu propia revolución industrial?

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